¿Alguna vez has tenido un sueño donde tengas todo tipo de sensaciones, desde calor hasta dolor? Entonces, ¿cómo podrías estar seguro de que existes? El miedo a no ser real es más común de lo que piensas y no es exclusivo de crisis existenciales.
De hecho, es perfectamente normal. Todas las personas que pasan de los 20 años se han preguntado, al menos una vez, si lo que viven es el mundo real o una fantasía. Y, lejos de encontrar una respuesta que brinde tranquilidad, suelen toparse con el silencio y la incertidumbre.
Miedo a no ser real y vivir en una simulación
Hay varias respuestas para ello. Una es que puedes estar viviendo en lo que tú consideras sueños. Es decir, cuando “duermes”, sólo estás haciendo una especie de ritual para regresar al mundo real. Por eso hay veces que “no recuerdas lo que sueñas”. Porque, en los sueños, no recuerdas cosas de tu día a día, ¿cierto?
Muy probablemente, en el mundo onírico te has encontrado con familiares que ya han fallecido. Incluso, vuelves a aquel lugar que visitaste con tu ex y esa persona está ahí, como si “volvieran”. Pero, ¿y si nunca terminaron o murieron? ¿Y si sólo fue una pesadilla y, al regresar a la realidad, siguen ahí contigo?
Esta es, a parecer del autor de este blog, una de las teorías que podrían causar un cierto grado de confort y calma. Esa es la razón de que se encuentre aquí, justo al inicio. Lo que sigue… Tal vez te cause pesadillas.
Un videojuego gigante
¿Has jugado un videojuego? Ahí, los personajes tienen una cantidad limitada de vidas con las cuales pueden reiniciar el juego cuando “pierden” ante algún contrincante. Además, es posible “fortalecer” al personaje con aditamentos que pueden comprarse u obtenerse durante el juego.
Ahora imagina que ese personaje eres tú, esas “vidas” son los accidentes o enfermedades fatales que has librado y esos “aditamentos” son los grados académicos, habilidades aprendidas, toma de vitaminas, etcétera.
Suena descabellado, pero no lo es ante una pregunta como la que nos reúne en este blog. Eso sí, asegúrate de ganarte el cariño del jugador que te tiene como personaje. Así invertirá en ti y tus mejoras, evitando que llegue la pantalla “Game Over” antes de tiempo.
Todo es producto de una simulación
¿Alguna vez te detuviste a pensar qué o quién fue el encargado de nombrar las cosas? Sí, aquel que dijo qué era una silla, qué era el calor, el frío, día y noche… ¿Por qué no fue otro nombre? ¿Qué es lo que le da un sonido a los dibujos que conocemos como alfabeto?
Y no, no hablemos de lingüística porque todo quedaría igual: ¿Por qué surgieron las lenguas? Es posible comunicarse por otros medios, no necesariamente por la voz. Pues todo esto sería causado por el programador de la simulación. Él fue el encargado de poner el lenguaje que desarrolló, en diversidad de los mismos para conseguir un ambiente diverso que pueda generar condiciones para el aprendizaje.
¿Aprendizaje de qué?
Bueno, nuestro, no. Más bien sería para matar la curiosidad de algún ser con inteligencia más avanzada que nosotros. Algo parecido a lo que ocurre con la Inteligencia Artificial: es capaz de generar cosas, pero aún no al nivel del creador. Aprende, pero tiene límites.
¿Y esto hace que no seas real? Claro. Bastaría con reiniciar la simulación y todo quedaría olvidado, listo para ser programado con nuevas variables, nuevos personajes, excepto tú.
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